Embarazo y ejercicio: los tres deportes más indicados
En general, sí es recomendable practicar ejercicio físico durante el embarazo. El deporte y la actividad durante estos meses rara vez es perjudicial, excepto en el caso de los embarazos de alto riesgo, en los que es necesario consultar a un experto antes de practicar ningún tipo de ejercicio. En el resto de los casos, cuanto más activa y en forma se esté durante el embarazo, más fácil será la adaptación a la nueva situación y a lidiar después con el parto.
El ejercicio, por tanto, no es peligroso para el bebé, de hecho, existe cierta evidencia de que las mujeres activas durante el embarazo tienen menos probabilidades de experimentar problemas durante esta etapa y el parto. Sin embargo, y aunque sí es mejor practicar ejercicio físico durante el embarazo, es recomendable también consultar siempre con un especialista, que nos dará consejos para evitar accidentes o lesiones.
Tal como reconoce la Fundación Española del Corazón, lo más adecuado es comenzar a hacer ejercicio mucho antes de quedarse embarazada; pero si esto no es así, el embarazo puede ser un buen momento para hacerlo y no dejarlo. Un aspecto que debe tenerse en cuenta porque, si antes no estaba activa, no deben hacerse ejercicios bruscos de repente.
Los 3 ejercicios más indicados
Las actividades físicas más indicadas son las que incluyen una importante parte aeróbica, en la que se incluyen grandes grupos musculares. Hablamos de:
Caminar a paso ligero. Si los niveles de ejercicio antes del embarazo eran bajos, puede empezarse por un rápido paseo. Esto ayudará a prepararse desde el punto de vista cardiovascular sin demasiado impacto en las rodillas. A medida que el embarazo avanza, el centro de gravedad cambio y puede perderse el sentido del equilibrio y la coordinación, por tanto, es aconsejable ir por terrenos planos, sin baches ni rocas.
Nadar. La natación aporta uno de los mayores beneficios porque permite realizar movimiento sin necesidad de ejercer presión sobre las articulaciones. Además, la flotabilidad puede aliviar el peso extra y los movimientos en el agua armonizan todo el sistema muscular. Debe elegirse un estilo de nado que resulte cómodo y que no cause tensión en la nuca ni en los hombros. Puede usarse el borde o, en el caso de que haya, una barandilla para mantener el equilibrio al entrar en el agua. Es mejor no bucear o saltar al agua porque esto podría impactar en el abdomen. Deben evitarse los jacuzzis y las saunas.
Ejercicios aeróbicos de bajo impacto. Excluyen los saltos, patadas o carreras rápidas. Incluyen el yoga, pilates o estiramientos. La opción de bajo impacto ayuda a mantener el equilibrio. Es importante, si se acude a clases de aeróbicos, informar al monitor para que modifiquen los ejercicios y aconsejen sobre los movimientos más adecuados.